No cualquier grupo de amigos que se reúnen ocasionalmente, son realmente una banda callejera. Para saber si tu hijo forma parte de una, lo ideal es primero conocer qué es realmente. Una banda se trata de un grupo de personas que se relacionan entre sí gracias a sus filosofías o ideas en común, que es precisamente lo que los impulsa a realizar actividades en conjunto. Pero una banda callejera o pandilla es más que eso, pues tales actividades grupales son en su mayoría de carácter delictivo, violento o nocivo, variando desde reunirse a consumir drogas a cometer crímenes o participar en conflictos entre pandillas.
Quienes se vuelven parte de una banda, generalmente son jóvenes que poseen un perfil de personalidad similar y que al compartir ideas y vivencias en común logran sentirse identificados; así establecen una relación muy cercana, como una hermandad. Las bandas surgen espontáneamente y se agrupan por zonas que con frecuencia, son áreas marginadas de las ciudades con alto índice delictivo, pobreza y una decadente calidad educativa, volviéndose estos algunos de los factores principales que ocasionan la aparición de bandas callejeras pues al no conocer otras formas de desarrollo personal ni contar con principios y valores fundamentados, eligen la vida de la calle y las formas más “fáciles” de obtener dinero, desde su punto de vista; formas que no requieren de un alto grado de conocimiento ni de ningún título sino de contar con valentía y fiereza.
Otros motivos para el surgimiento de bandas callejeras son los problemas de adaptación social de los jóvenes debido a la discriminación, ya sea por raza, costumbre, idioma, estatus o cualquier otro factor inherente a ellos que pueda diferenciarlos de la mayoría. Esta discriminación complica también las posibilidades de conseguir un empleo digno, lo que junto con el sentimiento de incomprensión y marginación, contribuye al resentimiento social y por ende ocasiona el origen de nuevas pandillas que pretenden obtener el reconocimiento, el afecto y la integración entre los miembros que la sociedad no les brindó en un principio.
Características de una banda callejera
Se comportan como un grupo organizado jerárquicamente, con normas y reglas a seguir propias de la banda. Siguen a un líder que es visto por todos como un “hermano mayor” o incluso como una figura paterna. Es el más temido por sus miembros, pero también el más respetado.
Sus objetivos principales son la obtención de reconocimiento y dinero por lo que cometen actos delictivos que les permitan conseguir ambos, tales como peleas entre pandillas para conseguir más “territorio” o imponerse a ellos, graffitis que los dé a conocer a otras bandas, venta de sustancias ilícitas, robo, hurto, etc.
Tienden a sentir desapego y hasta desprecio por los estudios, la familia y en general cualquier figura de autoridad.
No hay distinción por sexo para pertenecer a una banda. Aunque predomina la cantidad de hombres, también las mujeres pueden formar parte de la pandilla. Las que lo hacen, generalmente son pareja de alguno de los miembros.
Si las bandas callejeras son o no altamente peligrosas para la sociedad, depende de la misma banda y sus objetivos. Hay pandillas que sólo roban a otras, como las hay que lo hacen a cualquier persona sin un motivo más allá de obtener de ellos algo con valor monetario.
Suelen reunirse en parques, plazas, estacionamientos, canchas y en general cualquier lugar de fácil acceso para los miembros y lo suficientemente amplio para que todos quepan cómodamente.
Tienen señas y signos que los identifican. Estos signos varían desde prendas de vestir, colores, dibujos, palabras o cualquier elemento representativo para la banda.
Ocupan áreas específicas que califican como “su territorio”. Traspasar el área de otra pandilla puede ocasionar graves enfrentamientos entre las bandas.
El estilo de música que predomina es el rap, el hip-hop y el reggaetón. Estos géneros no son necesariamente negativos o factores predominantes que promuevan la creación de bandas, pero sus letras, a menudo relacionadas con temas de la vida en la calle, las dificultades y la incomprensión en casa, los hace sentirse identificados.
Consecuencias de pertenecer a una pandilla
Cuando un joven entra en una pandilla, debe cumplir con una serie de condiciones para ser considerado un miembro oficial. Son retos (más bien órdenes) impuestos por el líder o los miembros de mayor rango para asegurarse de que el nuevo ingreso realmente es capaz de atenerse a lo que hace la banda y que es alguien de confianza. Estas condiciones suelen ser muy rudas y peligrosas pues no sólo ponen en riesgo la vida del joven sino de quienes están a su alrededor, y si el chico o chica interesado en entrar a la pandilla no es capaz de asumirlo, entonces puede recibir desde una golpiza hasta algo más grave.
Las condiciones para pertenecer a una banda callejera en la mayoría de los casos obligan al joven a cometer actos que en realidad no quiere hacer; pueden ordenarle robar a sus padres, a sus amigos, vender drogas o consumir altas dosis de la misma, algo que no es su costumbre, e incluso disparar o asesinar a alguien, en muchas ocasiones, a algún miembro de una pandilla rival. Tal como se describen, son situaciones peligrosas que además empiezan a destruir la personalidad del muchacho para comenzar a convertirlo en un peón, una persona sin principios y sin conciencia del valor de la vida; de la propia y de la de quienes se enfrenta. Sin embargo, cuando el joven se encuentra en esta situación una vez ha hecho contacto con la banda, es difícil retirarse, pues es amenazado si no efectúa lo que se le ha pedido; esto suele ocasionar que el muchacho ceda a la presión por miedo a que él o su familia sean lastimados, por lo que finalmente cumple el cometido y se une a la banda.
Aún así, los pandilleros tienen un alto sentido de hermandad y son capaces en ocasiones de arriesgar la propia vida por la de un compañero. Esto es debido a que, a pesar de todo, con el tiempo comienzan a sentir que la banda es su “único lugar en el mundo” y que no pertenecen a ninguna otra parte, habiéndose sentido marginados y rechazados socialmente, por lo que pensar que pueden perder a sus compañeros implica la pérdida del grupo en el que se sienten cómodos.
Otro aspecto negativo además de la peligrosidad de atentar contra la vida propia y la de otros, es la incursión en las adicciones, tales como el alcohol, el cigarrillo, los juegos de azar y las drogas. Estos elementos por sí solos no implican que el joven sea parte de una pandilla, sin embargo una vez que es miembro de una, se convierten en factores comunes para él. Las drogas, además de ser nocivas, tienen un efecto sobre el comportamiento del joven, que pierde su capacidad de tomar decisiones por sí mismo y el dominio sobre su voluntad, siendo más fácil para otros el controlarlo. Incluso la misma adicción y la necesidad de satisfacerla ocasiona que la persona utilice la banda como medio para obtenerla o en su lugar para conseguir dinero y comprarla.
Aunque muchos jóvenes tienden a pensar que ser parte de una pandilla les provee seguridad, protección y oportunidades de lucrarse, lo cierto es que no es así. Ser parte de una banda callejera es muy peligroso; la mayoría de los miembros mueren jóvenes, incluso antes de los 30 años. Además, limita su capacidad de proyección a futuro y de reconocer sus potenciales reales, lo que de verdad quieren y pueden hacer y sus posibles empleos dignos. Por otra parte, pueden además ser arrestados por los crímenes cometidos por lo que contarían con un historial que, en caso de volver a la vida pública y querer reestablecerse, les dejaría marcados socialmente de por vida. Las chicas, por otra parte, tienden a ser sexualizadas dentro de las pandillas. Se les usa como objeto de placer y como parejas de momento. Incluso pueden ser desechadas o intercambiadas con facilidad a otras pandillas y grupos vandálicos.
En general, las consecuencias más graves no recaen en la sociedad sino en el mismo joven que ha decidido formar parte de una familia, puesto que afecta su personalidad, sus relaciones interpersonales, perdiendo amigos y cercanía familiar por comenzar a ocupar su tiempo únicamente en asuntos de la familia. Perjudica su salud volviéndose adicto al alcohol, el cigarrillo o las drogas, puede cometer delitos por los cuales quedar privado de libertad, poner en peligro a su familia por recibir amenazas de pandillas rivales e incluso perder la vida.
Tomado de:
https://psicologosmexico.mx/psicologia/ayudando-a-mi-hijo-a-salir-de-una-ban
da-callejera-o-pandilla/
